lunes, 14 de enero de 2013

Un poema

No te sirve, no se rinde.

"Miau".
-Qué.
"Miau".
-Qué,
"Miau".
-Qué.

Y así toda la tarde.

Oh súbditos de los reinos
de lo salado, el azúcar
es más que una costumbre un accidente.

Mira, quedan mundos
por descubrir en nuestra hambre.



No comunican, pero la pared  
que los separa es muy delgada.  

Unas veces se parece a vivir al aire libre, 
flotando en ese aire.  

Otras se parece a vivir sobre un tambor.
 
El cielo es una tarta horneada a medias
y quienes van a devorarla
aún intentan encontrar
nuevos senderos hasta la cocina.

Reserva tu entusiasmo para las camas elásticas.


jueves, 10 de enero de 2013

El orador

 
Vivía de mi labia. 

Enmudecí. 

Siempre me fue fácil hablar, expresarme delante de mi auditorio. Lo verdaderamente difícil era permanecer mudo, y un día comprendí que ese era mi reto, mi reto y mi trabajo, mi meta a conquistar.

Tiempo atrás, no fingía mi entusiasmo, y eso todo el mundo lo sentía. De ahí mi éxito, mi fácil ascenso, mi popularidad. Ahora mi tristeza es igualmente sincera. Bueno, supongo que todos se sienten decepcionados; me miran con pena, con incredulidad y con pena. Pronto empiezan a abuchearme, es predecible que tanta gente que te escucha empiece a incomodarse cuando tú los enfrentas mudo e inexpresivo. Se incomodan y se molestan. Me increpan y me insultan.

Esta tristeza es el rostro nuevo de mi entusiasmo. Su rostro definitivo. No entienden que, por fin, estoy haciendo mi trabajo.