domingo, 24 de octubre de 2010

Fragmentos de una novela en proceso



La luz se va despacio, al acabar la tarde, y yo no me doy cuenta o no lo hago de forma directa. No en la luz, que se ausenta sin que yo lo perciba, sino en mi pensamiento, en un sentir inexplicablemente oscuro: es un pesar extraño, porque no encuentro la causa o, mejor, he entrado en él despacio y sin saberlo.

En todo caso es, lo sé ahora, una incertidumbre que termina cuando las luces de la calle, el alumbrado público, toma con cierta tardanza el relevo de las luces del día.

Así regreso aquí, a esta luz y a las fuerzas necesarias para volver a este cuaderno y tomar estas notas que ordenan otra vez, de alguna forma -alguna, no sé cuál- lo que a diario y a cada momento me sucede.

sábado, 16 de octubre de 2010

Novela negra en menos de quince líneas


Era el caso más difícil al que se había enfrentado, tenía apenas quince líneas para obtener toda una novela negra. Y en casos en los que tanto el tiempo como el espacio apremia, lo mejor era actuar de forma sistemática: se encajó una larga peluca rubia y corrió a enfrentarse al espejo con una mezcla de atracción y vértigo. Ya tenía a su mujer fatal, y el móvil, su novela, se resolvió en el momento en el que se clavó un cuchillo en un costado. Abandonó su casa y dejó un reguero de sangre por toda la calle, hasta llegar a la comisaría. He aquí al asesino y también a la víctima, dijo ante unos policías atónitos. Hemos venido los tres, si cuento a quien les cuenta todo esto. Los cuatro, añadió tras comprobar que el policía más joven miraba la peluca que aún sostenía en una mano.

-Pero toda novela negra que se precie, debería usted saberlo, ha de transmitir cierto contenido social -arguyó el policía al mando, aficionado a la literatura y a dicho género en concreto.

-¿No le parece suficiente denuncia, estas casi quince líneas que he venido a manchar hasta aquí, con mi propia sangre?- repuso antes de caer muerto.

sábado, 9 de octubre de 2010

Carlos Martínez Rivas: la poesía o donde A es siempre B y B es A



Salvo casos únicos como los de Rimbaud, que borran los rastros que dejan no sólo a su espalda sino también hacia el trecho que les aguarda –y nos aguarda, aún, a nosotros- ahí delante -y quedan así como fulgurantes singularidades-; salvo estos casos únicos, en la historia de la poesía, el resto de los poetas importantes, todavía genios de la poesía, suponen goznes y eslabones entre la poesía que les precede y la poesía que vendrá: así Rubén Darío, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, de forma notoria, y así, de forma más secreta y en la segunda mitad del siglo XX, Carlos Martínez Rivas: eslabón y gozne entre Rubén Darío y todo lo que sucederá en la poesía en español tras las vanguardias y el (falso) sueño del fin de las vanguardias, en la segunda mitad del siglo XX.

Parménides soñó con el lenguaje de los inmortales: sin separación entre el significante y su significado, entre ambos elementos existiría una relación de inmediatez absoluta, sin vacilación o fractura. Esta lengua divina es la lengua de los poetas, dadora de forma como el sueño, performativa sin necesidad de denotar: lengua que crea el mundo a cada instante –a cada vuelta, en cada verso. Antes que la palabra lógica y su fractura, el corte de su taxonomía y su razón, en la palabra mítica A es siempre B de manera inmediata; decir A es, de forma efectiva, decir B. Es una efectividad de la que sólo goza la poesía, y quizás por eso la admirarán siempre de esa manera extraña, entre fascinada y expulsadora-de-la-república, aquellos que trabajan desde el otro lado –el lógico- de la palabra: los filósofos.

Leo a Carlos Martínez Rivas y encuentro raros milagros de la expresión poética diseminados por sus libros La insurrección solitaria y Varia, reunidos por Visor en un solo volumen: creación inmediata, imposible fulgor de lo que no existía. Cuando la discursividad aparece, es de manera aparente, quizás como parodia. También pienso un instante en los poemas que me gustan menos, pero soy incapaz de enjuiciarlos: sospecho que ellos lo harán conmigo, y con mi mundo, en una relectura futura. Y ansío la desclasificación, esto es la publicación, de todo el material que Martínez Rivas dejó sin publicar, al morir.


Transcribo aquí, de Varia, el siguiente poema:



VERSIFICAR




Verificar Fijar Comunicar.

Verificar:

Hacer y ver lo verdadero.


Fijar:

Dar la imagen. La exactitud del hecho.


Comunicar: trato directo.
Del dicho al hecho sin trecho.


FUNCIÓN DEL VERSO