lunes, 29 de diciembre de 2014

Melville y compañía


Siento una mezcla de atracción irrresistible y de un no-te-metas-todavía ante el tochaco de Los reconocimientos de William Gaddis, maestro de los Pynchon y Foster Wallace cuyas lecturas ya me han fascinado. Me voy a casa y, por pura economía monetaria y mental, empiezo a releer el Moby Dick de Melville, novela definitiva a cuya reescritura no parecen poder sustraerse los mejores novelistas norteamericanos del último siglo. Extraña época esta, cuyos mayores empeños parecen titánicas reescrituras, que algunos califican de excesos y otros de petulancias.

Si Moby Dick ha sido descrita como la obsesión de un hombre por la caza de una ballena, entonces La Biblia podría describirse como la historia de un montón de gente dando vueltas por el desierto.

Releo en las primeras páginas de Moby Dick que "El universo está terminado, la cúpula está en su lugar y los restos ya han sido barridos hace un millón de años".

Mañana iré a la librería, a llevarme Los reconocimientos.



jueves, 18 de diciembre de 2014

Diego Sánchez Aguilar y Héctor Tarancón Royo escriben sobre `Llegada a las islas´



Héctor Tarancón Royo dialoga con mi libro en un ejercicio de apropiación/sampleo absolutamente creativo; y Diego Sánchez Aguilar hace de él un examen minucioso e impresionante, en unos términos que, la verdad, en alguna ocasión me superan: ¡gracias, gracias y mil gracias a ambos! Aquí dejo el enlace.



martes, 16 de diciembre de 2014

Entrevista a Cristina Morano

La poeta Cristina Morano es entrevistada en la revista Magma por Héctor Tarancón Royo, y no solo es que ambos se muestren muy generosos y entusiastas con mis libros; es que, además, es una entrevista espectacular. Os dejo aquí el enlace a sus dos partes:

lunes, 15 de diciembre de 2014

Pedro Pujante escribe sobre `Llegada a las islas´ en `La tormenta en un vaso´

"En `Llegada a las islas´ observamos algunas de las obsesiones que pueblan el imaginario del José Óscar más extraño, oblicuo e introspectivo. El viaje como metáfora de ese otro desplazamiento que sufrimos al confrontar nuestra experiencia con la razón [...] López es un lecto-escritor caleidoscópico, que todo lo retiene, lo asimila y lo convierte en experiencia literaria. [...] En `Vigila del asesino´, su anterior poemario, un viaje alucinógeno nos conducía por las avenidas mentales de una ciudad extraña. En estas `Islas´, el viaje es cósmico, plural, sin brújula, y jamás albergaremos la certeza de hacia dónde vamos, qué intenciones nos mueven. Quizá toda buena literatura debiera de apostar por fórmulas desconcertantes, por vías nuevas como las aquí sugeridas".