Venga, eh, me digo. Vamos, tío. Levanta del maldito sofá, libérate del abrazo de tu gato y de su siesta. Ponte delante del ordenador y empieza a transcribir todo el material que empieza a acumularse en tus cuadernos.
Vale. Así que me pongo. Pero a las pocas palabras debo parar; cosas de anotar y anotar en cualquier parte: en el autobús, en los semáforos, en grandes almacenes...
Quiero decir que no entiendo mi maldita letra.
4 comentarios:
¡Pero eso es terrible! Es como arrojar una novela al mar. Lo tienes ante ti. Toda una inmensidad, pero no lo puedes coger. Alcanzar. Una lástima Tropovski. (Gracias por tu visita)
¿Terrible? No. Es un mar, sí: no puedes cogerlo, pero puedes chapotear.
;D
¡Vivan los cuaderno Rubio! ¡Vivan los cuadernos, rubio!
¡Amén, morena! ¡Morenaca!
¡Qué marimorena, acá!
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