sábado, 21 de junio de 2008




Más sobre cuadernos: primer borrador sobre el verano













Más sobre cuadernos: de otros cuadernos


LA ÚLTIMA PÁGINA

La furgoneta deja una densa nube negra en el lugar donde arranca. Como no hay brisa, le cuesta deshacerse. La observo y creo ver que el humo dibuja una palabra sobre el azul de la tarde. Abro el cuaderno por copiarla, paso las páginas atiborradas de caligrafía y he de llegar a la última para descubrir un pequeño espacio libre. No era en absoluto consciente de haber escrito tanto y de que, por ello, me quedara tan poco por contar. Cierro el cuaderno y lo deposito en el fondo del hatillo, incompleto. ¿Descubrirá algún día que he aprendido a engañarle?

José Ángel Cilleruelo

sábado, 7 de junio de 2008

Trilogía de la vuelta a casa (I): Vallejo para siempre


El profesor dijo:

-¡Psch! ¡Psch! ¡Silencio!....Vamos a ver… Vamos a hablar hoy de los peces, y después vamos a hacer todos un ejercicio escrito en una hoja de los cuadernos, y después me los dan para verlos… ¿Me han oído bien?

Los alumnos respondieron en coro:

-Sí, Señor.

Varios niños quisieron hablar. El profesor le dijo a uno de los Zúmiga que hablase.

-Señor -dijo Zúmiga-, había en la playa mucha arena. Un día nos metimos entre la arena y encontramos un pez medio vivo y lo llevamos a mi casa. Pero se murió en el camino….

Humberto Grieve dijo:

-Señor, yo he cogido muchos peces y los he llevado a mi casa y los he soltado en mi salón y no se mueren nunca.

El profesor preguntó:

-¿Pero los deja usted en alguna vasija con agua?

-No, señor. Están sueltos, entre los muebles.

Todos los niños se echaron a reír. Un chico flacucho y pálido dijo:
-Mentira, señor. Porque un pez se muere pronto, cuando lo sacan del agua.

-No, señor -decía Humberto Grieve-. Porque en mi salón no se mueren. Porque mi salón es muy elegante. Porque mi papá me dijo que trajera peces y que podía dejarlos sueltos entre las sillas.
¡Qué Grieve tan divertido! ¡Los peces en su salón! ¡Entre los muebles! ¡Como si fueran pájaros!



Germán Yunque, César Vallejo