lunes, 31 de mayo de 2010

El rostro del fantasma



He estado contemplándome en el espejo un largo rato, estudiando mi rostro como si hubiese olvidado durante mucho tiempo sus rasgos y sus formas, su expresión, su pura materialidad inane. He pasado así bastante rato, como digo: sólo he dejado de hacerlo cuando, ya sabido de nuevo, aprehendido para otra larga temporada, mi rostro se desvanecía frente a mí.

Justo entonces he escuchado cómo giraba la llave de la puerta de la calle y me he deslizado con prisa sobre las escaleras; a tiempo para dejar atrás, debajo, las luces del pasillo, encendidas no por mí: mis huéspedes volvían y yo subía a mi lugar en el desván, a mi retiro fantasmal aquí, en esta casa lleno de espejos, espejos que escruto en soledad; en esta casa habitada por rostros ajenos que nunca me he atrevido a enfrentar.

Siempre fui un espíritu bastante tímido. Quizás por eso dejo que sea a ellos, a los vivos, a quienes vigile ese rostro que yo olvido despacio, con paciencia y, quizás, con miedo, en mi escondite.



Batman y los platillos volantes


PLATILLOS: (Desde altavoces) ¡Eh, Batman! ¡Batman! ¡Batman! ¡Atrapanos si puedes, Batman! ¡Batman!

BATMAN: (Paciente) Paciencia, hay que tener...

sábado, 29 de mayo de 2010

El paseo de hoy -tras leer el guion de Sr. Hueso


Hay un monstruo que vive en mi interior. Ayer lo vi, fingi que no lo conocia. El parecia divertido. No se a que estas jugando, le espete al comprobar que me seguia con grandes aspavientos y a la vista de todos. Esa es su forma de reirse, de contarme una historia. Pense. Querido amigo.

-Querido amigo, es tu juego -respondio- lo que me tiene entretenido y me divierte. Prueba de este licor (1) y deja que me esconda con las sombras mas intimas que al mediodia vienen / vienen y te golpean / justo en el corazon.

Al caminar construyo un laberinto. Abro un bazar en el desierto. Rio y me agito, solo, caminando hasta hoy.

Dos de la tarde aqui, en mi calle. Una calle desierta. Camino por las sombras, muy cerca de las tapias.




(1) Dijo don Rufio Datura.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Jueves: la solución, en la disolución


"La solución, en la disolución", decía una y otra vez mientras cerraba la puerta de su casa y bajaba la escalera que lo devolvía al pequeño paseo marítimo. Cada día repetía una frase diferente, al salir de su encierro para comprobar que sus días terminaban, también en el verano, en esa atmósfera que le daba la espalda.

Pareciera que tratase de recuperar una fórmula mágica y perdida, perdida para él, mientras su paseo lo hacía atravesar la zona en que los muchachos atendíamos a nuestro ocio y lo escuchábamos un instante allí, junto a nosotros, hablando solo; antes de perderse en ese mundo de locura que quizás, pensaba yo, era el que trataba de conjurar con esas fórmulas; de conjurar y de expulsar, llenando así su tiempo con sus raras letanías.

Esos conjuros que para nosotros eran fáciles, pues los hacíamos sin palabras o con palabras vanas, felizmente no memorables. Yo lo escuchaba y luego escuchaba el ruido de la calle, de la gente que volvía de la playa, el ruido de los coches y los pájaros, y volvía a todo ello como lo hago ahora: feliz, no memorable, hacia ese deslizarse que aún escucho y que me arrastra.

Todo aquello que debo hacer




Todo aquello que debo hacer

y que no tengo fuerzas para hacer

y que hago sin rechistar

y que acabo haciendo

domingo, 23 de mayo de 2010

La cita del domingo



"De las hipotéticas vibraciones en el hipotético éter de los nervios, según Hartley, que es la primera y más evidente diferencia entre su teoría y la de Aristóteles, diré muy poco".

Samuel Taylor Coleridge

sábado, 22 de mayo de 2010

Armadura de hoy, 2



Pero las construcciones continúan
y no me pertenecen
sigo fuera
más allá del descanso
más allá de la búsqueda
De sus frutos mi boca rebosando
con los jugos, y río
y me alejo riendo
río abajo
y sin ninguna
protección

Armadura de hoy




Veo las nuevas construcciones y son viejas, urden
esta nueva armadura; sin salir soy paciente
aunque disfrute del paisaje,
una vez dentro me hallo fuera,
dejo que crezca la armadura, que adelgace
su crecer hacia fuera, y que siga
construyendo hacia dentro, sin dejar
que me pierda de nuevo: me permite
un fruto de verdad, lejos, mientras lo busco.



(A J. Michael Straczynski)

domingo, 16 de mayo de 2010

El poema del domingo




Viejas historias que no duelan,
un sendero de sombras paralelas
mientras cierro las venecianas
y me siento y escribo que, en la ducha,
un fantasma agita sus temblores,
invoca con su mente al detective,
le otorga la presciencia necesaria
para llegar adonde empieza la aventura
de aquello que comienza sin saber
donde va a terminar, aunque termine
con la misma carencia de dolor,
la misma falta de memoria,
el mismo asesinato.

martes, 11 de mayo de 2010

La felicidad del monóglota


Cuatro años esperando...

La semana pasada leyendo a Philip K. Dick y a J. G. Ballard; ésta la he empezado con James Stephenson y su La olla de oro, que me ha sugerido un artículo que se titularía "Gamberrismo druida" y que también abordaría las novelas de ese maravilloso alienígena irlandés llamado Flann O´Brien. Esta mañana, cerrando algún tipo de círculo delirante, de fascinante -para mí, al menos- constelación lectora, me llega el mail de novedades de Casa del Libro en el que leo está publicada al fin la traducción de la -ya- penúltima novela de Pynchon.

O sea, que soy feliz. Vuelvo a casa con mi copia y leo las primeras líneas:

"-¡Aligeren cabos!

"-Ahora con brío..., con tiento... ¡Muy bien! ¡Preparados para largar!

"-¡Ciudad del Viento, allá vamos!"