El tiempo no ha extendido sus alas todavía,
habla de cosas sin sentido,
escribe tu guión, chaval,
y el mío.
El tiempo, esa fulana ágil, cae
al suelo y se masturba,
y somos tú y yo, chaval,
sus próximos clientes.
El tiempo, diluido en éxtasis y vino tinto,
exige la presencia de muñecos hinchables
y otros amigos míos,
pero sin prisa: tómate tu tiempo.
Un francotirador se aposta en tu cerebro
regurgitando vómito: Incestuoso, Estéril,
han sido algunos de sus últimos apodos.
Miro la hora en mi reloj, y son las nueve y media
y pienso Oh, Dios mío, aún sigo con vida.
¿No deberíamos estar ahora en ello?
La, la, la, la, la, la, la, la, la.
No eres una víctima, tan sólo gritas aburrido.
Te queda tiempo aún para el desahucio.
Campanas, maldición: estás envejeciendo.
Te estás helando y cogerás un resfriado
porque olvidaste en algún sitio
tu abrigo: tómate tu tiempo.
Cortar con todo esto es muy duro
pero seguir aquí, en la oscuridad, resulta odioso.
Tenía tantos sueños, hice tantos progresos;
y tú, mi amor, que fuiste tan benévolo,
dejaste, sin embargo, que el amor
te dejase sin sueños.
La puerta de los sueños aún está cerrada,
tu zona de recreo ha quedado devastada.
Chico, todo esto es real.
Puede que ahora sigas sonriendo en las sombras.
Lo único que puedo darte ahora es hacer
que te sientas culpable por soñar.
¿No deberíamos estar ahora en ello?
La, la, la, la, la, la, la, la, la, la.
Sí,
tiempo.
Es una de mis canciones preferidas de todo el -prodigioso- repertorio de Bowie, por sus aires de cabaret apocalíptico e interpretado por un, digamos, Jacques Brel mutado a William S. Burroghs.
Aquí, la canción original:
Y aquí, en directo:
Canción incluida en Aladdin Sane [1] , (c) David Bowie, Jones Music/Mainman S.A.
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[1] Véase una propuesta de traducción para este título en la cita final que cierra este artículo sobre Roberto Bolaño: se explica la traducción en la nota al pie nº53.
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