domingo, 1 de mayo de 2011

¡Carlo Padial es Carlo Hart!



¡No me lo puedo creer! ¡Carlo Padial es Carlo Hart! ¡El jodido Carlo Hart! ¡Carlo Padial es Carlo Hart y Carlo Hart es Carlo Padial, el joven escritor que bebe Coca-Cola Zero cuando escribe, igual que Bret Easton Ellis!

De Carlo Padial sabía hasta ahora que era un menda que había publicado un libro de relatos, Dinero gratis, en la editorial Libros del Silencio. Sabía eso y poco más, que la portada del libro es bonita, qué bonitos son los libros de Libros del Silencio: voy a pelotearles un poco, por si algún día digo de mandarles una novela. Pero leo en internet que Padial es también dibujante de tebeos y busco más información de Padial, por ver si conozco alguno de sus tebeos. ¡Y vaya si los conozco! ¡Joder! ¡Leo que Carlo Padial es el jodido Carlo Hart!

¿Cómo conocí a Carlo Hart? ¡El verano pasado! Estaba aburrido, entonces, muy aburrido, ¡prueben a quedarse en verano en la ciudad! ¡En una ciudad sin playa como la mía! ¡Y olviden el aire acondicionado, no tengo aire acondicionado, no tengo por qué dar más explicaciones, no tengo aire acondicionado y basta!

Me fui a darme una vuelta a una tienda de tebeos, ¡los mismos tebeos de siempre! ¡Superhéroes, álbumes belgas, superlópez! ¡Ya me lo conocía todo! ¡Mangas, mangas por hombros, mangas verdes a mí: a buenas horas! Daba vueltas por las mesas de novedades bajo la atenta mirada del dueño de la tienda, su mirada atenta y suspicaz, ¡sabía por qué estaba allí, estaba allí por su jodido aire acondicionado y no por sus tebeos! ¿Acaso no iba a comprarle un maldito tebeo?

Me sudaban las manos y me ponía nervioso. Trataba de disimular, trataba de decidirme, ¡debía llevarme algo! Y miré en los estantes de las no-novedades, ¡allí debía de haber algo para mí! ¡Centenares de lomos me ofrecían sus títulos ya sabidos por mí de sobra! ¿No había algo que fuese una absoluta novedad, desde el pasado, y que me hubiese pasado de largo en su día?

Y entonces vi un tebeo de grapas, allí metido en medio de tanta soberbia de lomos y encuadernaciones guais. Lo saqué y joder, ¿qué era eso? Rayajos para un rostro calaveresco-villanesco, sobre un fondo amarillo chillón. "Los Blackmon, un TBO de Carlo": mí no conocer, contraportada, ¡contraportada! Y leo: "El mejor autor de comics en lengua española de la centuria pasada". ¿Qué jodida broma es esta? Y más adelante: "Carlo Hart (1977-2007), un autor cuya extrema sensibilidad lo condujo a padecer severas crisis nerviosas que se tradujeron en una obra marcada por un fuerte desarraigo existencial y un exaltado anhelo destructivo de signo fatalista".

Leí las primeras viñetas. ¡Joder! ¡Joder! ¿Qué demonios era aquello? ¿Queréis que os las reseñe? ¿Queréis una maldita reseña? ¡Toma reseña!:




¡Y ahora descubro que Carlo Padial es Carlo Hart! ¡Otra sorpresita a cuenta de este tío! ¡Pero es que otro día, no hace mucho, descubro que Carlo Hart es también Carlos de Diego, a quien leo en El Manglar desde hace tiempo, el tío que dibuja esos tebeos locos dibujados a base de cabezas recortadas, con la jodida cabeza de El Jefe de la Doom Patrol dando vueltas por ahí!

Y lo mejor, ¡es que sus jodidos relatos de Dinero gratis son una prolongación natural de sus jodidos tebeos! ¡Igual de demenciales! ¡Igual de espasmódicos y demenciales! ¡Lean, lean si no me creen! (Parte inferior de la página, donde pone "Descargar selección de cuentos"; ¡de nada!)

¡Joder, ahora voy a tener que comprar este libro!



PD: El autor de este blog declina cualquier responsabilidad relativa al tono imperativo-exclamativo de esta entrada, trasladando dicha responsabilidad a Padial y al efecto vírico de su escritura: lean por ejemplo "Diarios del Starbucks", en el PDF que acaban de descargarse en el último link.

PPD: Copyright (c) de la "reseña" de Los Blackmon: 2007 Carlo Hart y Non Stop! Comics, Barcelona. Los derechos son suyos, ¿está claro? ¡Pues eso espero! ¡Mejor así! ¡No quiero líos!

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