jueves, 17 de julio de 2008

Aventuras asombrosas



Me dormí en los aledaños de la pendiente que daba comienzo a la montaña y soñé que coronaba su cima. Al despertar sentí una felicidad que me duró hasta comprender que no puedes culminar una ascensión sin ascender. Caído en la cuenta empecé a subir, mas la ilusion me faltaba: ya estuve allí hacia donde iba.

Tuve que dejar otra vez la cumbre a mis espaldas, regresar sin su secreto.

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