lunes, 21 de diciembre de 2009

The strangest superheroes at all: hoy, Eyesman y Muster Robot



Ahora que se acerca este pequeño periodo vacacional, repaso mentalmente aquello que debo aprovechar para hacer. Pienso en deberes, y los sumo; me acuerdo de esto y de lo otro. Todo mientras espero el autobus. Y antes de que llegue ya estoy saturado de deberes por hacer que no podré hacer, no todos porque no hay tiempo suficiente, nunca lo hay, apunto esto en mi cuaderno y sumo más mientras tanto, porque mi memoria sigue trabajando, apunto mentalmente más items en mi columna mental donde indica que "deber". Tan saturado que solo puedo ya desear unos días, unos pocos días en que mi mente y mi memoria, y desde allí ya todo lo demás, se suspenda de forma momentánea y deje que mis baterías se recarguen: una pequeña tregua, sí.

Será una tregua falsa donde surgirá algo más, y mejor, que hacer. En puesto de. Algunas otras cosas. De las que me iré acordando. Y un dejando de recordar. Que será un recordar, y apuntar más deberes: me conozco.

Siete de la mañana, olvida esas pocas páginas que has leído en casa, antes de salir. Y ese par de párrafos que has leído aquí, antes de abrir este cuaderno.

Cierra tambien este cuaderno. Aunque no sea un deber sino, más bien, su reverso: carga sus baterías. Pero igual lo cierras.

Siete de la mañana. Mente en blanco. Por ahora.

Ya llega el autobús.


* * * * *


Se acerca el autobús: intento ver de lejos el cartel que anuncia su destino, y comprobar así si es el autobús que yo debo coger.

Se va a cercando: espero que lo haga. ¿Es mi autobús? Cuando ya casi puedo leerlo, su anuncio luminoso en el frontal muta y, en grandes caracteres, dice:


FELIZ NAVIDAD


Sigue felicitándome mientras se va deteniendo y me franquea sus puertas, deslizándolas a uno y otro lado.

Debo subir. No se si es mi autobús, pero igual subo.


[Esta noche subo aquí dos imágenes de hace dos cuadernos, cuando llegue a casa: escribo esta nota desde el trabajo, 17:07]

[Hecho. 20:30]


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