Olvidas que es un juego y empiezas a considerarlo un trabajo, pero ¿para quién trabajas, sino para ti mismo? Porque acaso el secreto esté ahí, en ese pequeño resquicio o grieta que marca la diferencia entre un narcisismo que, en todo caso, puede servir en ocasiones como broma, como broma y reverso, y un tú-mismo como juego de construcción, de construcción muy seria y que se hace cuando has olvidado cuán seria es en realidad, porque quizás no lo sea en última instancia, y que te abarca a ti como abarca a cualquiera.
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