tranquilos, muy tranquilos,
sábado, 27 de octubre de 2012
Buenos días, Hombre Hormiga
en la que tropecé, como acostumbro,
con los bolardos de la calle del Pilar.
Malos tiempos para la astronomía,
pequeño galileo.
Imagina una ciudad donde la gente lee poemas
por la mañana, en vez de los periódicos.
Bueno, a ver qué sonetos
han ocurrido hoy,
bosteza el Hombre Hormiga
sosteniendo su taza de café.
Después anota en su cuaderno:
En el mar fueron rocas, olvidé hundir mis naves,
pero no olvido nunca tropezar.
El viejo mar,
la tribu líquida
que insiste.
Una tristeza a la que te acostumbras
igual que a una sinfonía.
¿Quién llorará la lágrima
que cava el hormiguero
donde vas a vivir
de aquí en adelante, viejo amigo?
Porque yo quiero vivir,
porque yo quiero envejecer
llama a mis amigas, las poetisas cursis,
llama a mis amigos, los poetas broncos:
vamos a montar una fiesta
para que se conozcan.
Imagina una historia sentimental con ovnis.
Vamos a llegar tarde a la invasión extraterrestre.
Bueno, ellos vienen del desierto.
Ellas también, y traen romances,
largos poemas épicos
llenos de hormigas y de abejas,
de gente laboriosa,
tribus de avispas que pican
sus aguijones métricos,
con danzas que van a decirnos
dónde hay flores cerca de aquí.
Se sacrifican en cada palabra aguda
para alcanzar la vida eterna en las esdrújulas.
Bueno, los largos cementerios
de las palabras llanas
siguen llenos de fantasías similares.
Nuestras cabezas son viviendas
baratas para pájaros,
¡Qué éxito, la ópera sin fin
de nuestra tristeza sin cuento
y nuestras alegrías diminutas
de bolsillos vacíos!
Sales de paseo para escuchar
en tu cabeza las noticias,
sintonizas los ríos de palabras
y en sus orillas los bolardos,
camino de las playas que vallaron
con la esperanza de acceder
al mar de todas formas.
En la esperanza de bañarte está
toda la posibilidad de un hundimiento
y de flotar, más tarde, a la deriva.
Levántate, despierta, insiste.
Himnos de la mañana,
cántala, oh tú, cantamañanas.
Otras veces han sido descubiertos,
dime por qué no íbamos a tener éxito,
tarde o temprano,
si insistimos lo suficiente
como ríos de hormigas sobre el mar,
como caminos hacia nuevos continentes
tranquilos, muy tranquilos,
tranquilos, muy tranquilos,
de los que nadie ha tenido noticia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
qué bueno. algunas imágenes atontan (del gusto).
Lo subí justo tras escribirlo y sin dejar ese tiempo aconsejable de margen, para releerlo, ¡así que me alegra mucho que te guste! Gracias :)
Entonces la apuesta fue buena!
Publicar un comentario