lunes, 14 de enero de 2013
Un poema
No te sirve, no se rinde.
"Miau".
-Qué.
"Miau".
-Qué,
"Miau".
-Qué.
Y así toda la tarde.
Oh súbditos de los reinos
de lo salado, el azúcar
es más que una costumbre un accidente.
Mira, quedan mundos
por descubrir en nuestra hambre.
No comunican, pero la pared
que los separa es muy delgada.
Unas veces se parece a vivir al aire libre,
flotando en ese aire.
Otras se parece a vivir sobre un tambor.
El cielo es una tarta horneada a medias
y quienes van a devorarla
aún intentan encontrar
nuevos senderos hasta la cocina.
Reserva tu entusiasmo para las camas elásticas.
"Miau".
-Qué.
"Miau".
-Qué,
"Miau".
-Qué.
Y así toda la tarde.
Oh súbditos de los reinos
de lo salado, el azúcar
es más que una costumbre un accidente.
Mira, quedan mundos
por descubrir en nuestra hambre.
No comunican, pero la pared
que los separa es muy delgada.
Unas veces se parece a vivir al aire libre,
flotando en ese aire.
Otras se parece a vivir sobre un tambor.
El cielo es una tarta horneada a medias
y quienes van a devorarla
aún intentan encontrar
nuevos senderos hasta la cocina.
Reserva tu entusiasmo para las camas elásticas.
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