miércoles, 26 de agosto de 2015

Vendedores de seguros



Han estado llamándome desde hace tres semanas, casi a diario, de dos teléfonos distintos, una maldita pesadilla. Hoy, al fin, he hablado con uno de ellos: me ofrecen un seguro. No tenía ningún interés en contratarlo, desde luego, pero he escuchado con mucha atención y le he hecho al vendedor diversas preguntas, para que me precisase cierta información de la que he ido tomando nota cuidadosa. Se ha sorprendido un poco cuando al final le he dicho que no me interesa, he tenido que repetírselo dos o tres veces, de forma educada pero escueta: no entendía que yo recababa un poco de documentación. Él no ha vendido su seguro, pero es que a mí se ha ocurrido, desde el principio de nuestra conversación, un pequeño relato.


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