sábado, 27 de febrero de 2010

Bocetos de las sesiones de casting para elegir al Hombre Insecto del film Viajando con la furiosa mente de Mrs. K



Declaraciones del director Anton Wu: "Aunque tuve muy claro desde el principio que ibamos a acabar eligiendo a Zoltan, mi productor se empeño en que convocara esos castings; no se si para publicitar nuestra pelicula o porque temia la inclinacion de Zoltan hacia la bebida".

"Finalmente elegimos a Zoltan, claro, pero esas sesiones de casting, con las largas colas de gente vestida con mallas de colores a la puerta de los estudios, tuvieron un impacto tremendo en los medios. ¿Quien podia imaginar toda esa variedad de hombres insecto?".

martes, 23 de febrero de 2010

Lo que opinaba Zoltan de la película en la cual se interpretó a sí mismo



(Fue uno de los diez actores principales que intervino en Viajando con la mente furiosa de Mrs. K, Antón Wu, 2010).


[Desde hace mucho tiempo no se sabe nada de él: es un viejo retrato]


domingo, 21 de febrero de 2010

Viajando con la furiosa mente de Mrs. K




Mrs. K no existe, solo existe en tu mente.

¿Y no es bastante así?

La índole voraz de un universo enmascarado.





(Bocetos preparatorios y diálogos pertenecientes a la película Viajando con la furiosa mente de Mrs. K., Anton Wu, 2010)

martes, 16 de febrero de 2010

sábado, 13 de febrero de 2010

Inusualmente sensitivo y paranoide



¿Se ha escrito alguna cancion mejor que esta en los ultimos tres mil años, oh Horus?

domingo, 7 de febrero de 2010

Chez Fulli


Viernes tarde, llamo a Alejandro para adelantar nuestra cita, en la que va a pasarme unos cuantos kilos de libros de contrabando: la adelanto un par de horas porque acabo de llegar a casa agotado tras pasar el dia fuera.

Alejandro esta con Periferia Uber Alles viendo una exposicion en el centro. "Vale, paso por alli y asi saludo a Periferia". Pero al llegar me proponen un plan irresistible: ir al atelier en la huerta de alguien, llamado Eduardo, que esta terminando de construir un enorme tanque de carton. Asi que alla vamos los tres, atravesando el Malecon y la huerta durante mas de media hora como quien atraviesa un desierto, de Valente o del far-west, y debatiendo sobre un proyecto insensato y maravilloso en el que Alejandro nos ha embarcado a Periferia, a mi y a otro monton de gente porque asi se lo aconsejo un tarotista en Chile: "ese proyecto de libro por el que me preguntas debes hacerlo con gente, hacedlo entre varios". Llegamos al atelier del tanque; hay tambien hay una bateria tierra-tierra, de carton.

"¿Sigues cansado?", me preguntan, y yo respondo que a estas alturas me apunto a un bombardeo. Asi que volvemos a la ciudad y la atravesamos hasta la otra punta, previa parada en un bar boliviano o ecuatoriano a echarnos unas cervezas reparadoras. Llegamos despues a la otra punta de la ciudad y podria ser la otra parte del planeta, su cara oculta, propiamente: la tasca de Fulli. Porque Periferia compartio muchas de sus aventuras hace años, confirmo lo que yo ya sabia y añadio otras cuantas decenas de jalones en su curriculo: cortometrajes dadaistas, actuaciones improvisadas con efimeros y delirantes grupos de musica... Fulli es un artista secreto nada secreto para quienes lo conocen: basta con charlar con el medio minuto, para que al menos el artista se revele. Una vez llevo unos dibujos a que se lo enmarcasen a una conocida galeria de la ciudad que tambien hace trabajos de enmarcacion. "¿Esto lo has hecho tu?", le preguntaron, y añadieron: "¿Tienes mas de estos?". Uno de sus lienzos que mas gustaban a Periferia acabo de mantel en una de sus fiestas. "¡Pero Fulli!", nos cuenta que se quejo.

He hablado de artista secreto con respecto a Fulli, pero me he dado una vuelta por myspace para enlazar sus canciones y la verdad es que tiene un buen monton de ella desperdigadas en distintas paginas: pinchen, pinchen, cada enlace a su nombre es una pagina distinta y un buen ramillete de exquisiteces. "En Nuremberg te quiero ver", tio. Alejandro redondea la noche con el relato de las aventuras que corrio con el por Marruecos. -Fulli y Alejandro juntos, como dos vaqueros warholianos, juntos y solos, sueltos, por Marruecos...-. Y en fin, que me apetecia hablar de todo ello aqui y ahora: que un viernes magico. Gracias a los tres, Alejandro, Periferia y Fulli.

Y al resto, pues ya saben: enfrente del hospital de la Vega pueden tomarse unos "pynchones" (vease imagen).

jueves, 21 de enero de 2010

Tres poemas en el último número de Los noveles



En el último número de la revista Los noveles podéis encontrar tres poemas de los dos libros en los que he estado trabajando estos últimos tres años: a Vigilia del asesino pertenece el primero y más largo, y los otros poemas forman parte del libro En los mares de ella.

miércoles, 20 de enero de 2010

El libro del Génesis según Robert Crumb


(Artículo aparecido en la revista Deriva. Le añado aquí un pequeño post-scriptum)



Cuando el pope del comic contracultural norteamericano anunciaba su proyecto de una adaptación completa y fiel del Génesis bíblico, muchos debieron de sentir perplejidad. Olvídenlo si esperaban ver a Dios caracterizado como Mr. Natural –viejo hippie irredento y sádico de largas túnica y barba- o a Adán como un enclenque gafado y con cara de éxtasis mientras se encarama a la grupa de una hiperfornida Eva –hípica pasion del propio Crumb y trasvasada a sus personajes.

En puridad, y si creemos en el carácter revelado de las sagradas escrituras, se puede decir que el guionista de este tebeo es Dios. En otra ocasión, Crumb escogía como tema de su obra a otro autor señero de la era contracultural -dentro del campo de la ciencia-ficcion esta vez-, Philip K. Dick: en “The religious experience of Philip K. Dick”, Crumb narraba en viñetas el extraño rapto místico que el delirante escritor afirmaba haber vivido. De alguna forma, podríamos considerarlo un paso intermedio hacia la obra que ahora nos ocupa: el propio Crumb ha narrado en sus escritos memorialísticos de 2005, traducidas al español como R. Crumb. Recuerdos y opiniones, una experiencia de pesadilla que sufrió en un momento dado de su relación con las sustancias psicotrópicas, muy al principio de su carrera y determinante para esta [1], aunque desprovistas del extraordinario elemento religioso que para el escritor estuvo revestida una experiencia también derivada, acaso, de los psicotrópicos: algo que Dick pareció tratar de describir posteriormente en sus obras, especialmente en las ultimas y con Valis como cima –en el sentido de summa de sus obsesiones al respecto y también de punto más alto de su delirio narrativo, que coinciden en una de sus obras de tono más autobiográfico. Es imposible deslindar, a lo largo de la prolífica carrera de Dick, el fuerte elemento esquizoparanoide de sus ficciones de una actitud y una visión rabiosamente satírica: algo así como un William S. Burroughs que realmente necesitase vender sus libros para poder subsistir con ellos. Creo que el lector de Philip K. Dick difícilmente prescindirá para sus últimas obras del tamiz de un sentido del humor absoluto, más pronunciado que en el resto de su obra, y sin el cual quizás es imposible entenderlas –puede que el hecho de obviar ese sentido del humor radical sea el que, comúnmente, eche para atrás al lector no rendido de antemano a la hora de enfrentarse a obras como Valis o La invasión divina.

Para su última y más ambiciosa empresa, el propósito de Robert Crumb no ha sido jugar con elementos interpretativos de distintas tradiciones en torno a los textos sagrados, ni la elucubración ficcional con tales bases sobre el presente o sobre un futuro en el que se acentúen los aspectos más negativos de nuestra sociedad, discutibles o con posibilidades de sátira y de juguetón delirio. Crumb, sencillamente, se ha planteado adaptar el primero de los libros que, valga el pleonasmo, integran la Biblia, el primero de los libros. Y su adaptación es, sorprendentemente, fiel y minuciosa. Una adaptación entendida en su sentido más respetuoso, en la que el adaptador aporta su arte, aquel que ha cultivado durante toda una larga carrera, pero llevado para tal meta a unas cotas de realismo jamás alcanzadas para este arte suyo. El resultado es sorprendente y espectacular.

Incluso los largos parágrafos del Génesis en los que el texto sagrado se limita a enumerar largas listas genealógicas, quedan transcritos en la adaptación de Crumb: con la amenidad añadida que les otorga su habilidad para el retrato vívido. En las memorias citadas, Crumb habla de su fascinación por los relieves asirios y babilónicos del Museo Británico, así como por aquello que representan -nótese que él mismo puntualiza- “visualmente”: es otro camino hacia esta cumbre en su trayectoria, que frente al jalón de la delirante hiperficción dickiana aporta el fuerte viso de ilusión histórica que logra con su adaptación; su descripción de lo que él vio en el Museo Británico hacen naturales los vínculos del resto de su obra con esta su ultima producción, Génesis: “Hay allí unas grandes y poderosas efigies con cabezas de ave rapaz, criaturas ciertamente feroces y de imponente aspecto. Aquí un guerrero blande su espada frente a un grupo de prisioneros; allá, varios soldados vencidos son arrollados por un carro. En otra sala se ve una gigantesca rueda de molino triturando a los enemigos del rey muertos en combate. […]/ Las truculentas y morbosas narraciones representadas visualmente en estos relieves mesopotámicos me resultan enormemente sugestivas. De hecho me interesan bastante más que las exquisitas y estilizadas obras egipcias del mismo periodo. Se trata de un arte más áspero y vivo que el egipcio, tal vez algo más individualista[2].

Sustitúyase donde dice arte egipcio por, digamos, Gustavo Doré; porque, sin duda, el arte de nuestro asirio-babilónico Robert Crumb resulta, en contraste con un ilustrador canónico o representativo como Doré, extraordinariamente más áspero y vivo, y también individualista.

¿Individualista? “Mi generación ha crecido en un mundo moldeado por zafios programas de televisión, películas, tebeos, canciones populares y anuncios publicitarios. Mi cerebro es un formidable vertedero donde se acumula esa bazofia y, para bien o para mal, de ahí sale principalmente mi trabajo[3]. Todos sabemos que Crumb ama toda esa bazofia. Necesitamos creerlo. Crumb nunca fue un aliado fácil: decíamos dibujante de la contracultura, pero también fue decididamente crítico mordaz con esta contracultura, un marciano que vestía y viste todavía al modo de los años 30 y que coleccionaba –y colecciona- viejos discos de pizarra con blue grass y música de banjo mientras su “generación” idolatraba e idolatra el rock y la guitarra eléctrica. Frente los sueños de cambiar el mundo, él esgrimía sus pulsiones sexuales y egoístas más incorrectas. Su trabajo, esta vez, ha elegido el más alto punto de partida, pero su interpretación de este libro, a través del tamiz de esa cultura que él enumera y aún nos conforma a nosotros sus lectores, hacen de su adaptación un trabajo único.

Aunque la única concesión al imaginario de esa cultura basura sea dotar a la serpiente del paraíso de brazos y piernas, para presentarlo como un monstruo de la más barata producción B, o Z; es una decisión que funciona muy bien gráficamente, antropomorfizando a la bestia –la Bestia con mayúsculas, de hecho-, y que Crumb, muy razonablemente, explica en una de sus notas epilogales: es a posteriori que Dios castigará a la bestia a arrastrarse sobre su vientre, desde entonces, y comer el polvo. Otro guiño a ese imaginario es la portada del cómic original, al modo de las viejas portadas de tebeos norteamericanos y en donde uno de los globos de texto nos avisa: “¡Nada ha sido excluido!” –en otro globo reza: los niños podrán leerlo con supervisión adulta. Una lástima, que en España hayan decidido prescindir de esta portada original.

Nunca ha dibujado Robert Crumb de forma tan realista, y sin dejar de ser él mismo. Nunca las robustas mujeres que Crumb adora dibujar han estado tan justificadas, por el papel nada aparte que desempeñan en el libro inicial de una tradición, la nuestra, tan paradójica y fuertemente patriarcal. Y todos los personajes son retratados con tal racialidad que este libro nos da la ilusión de transportarnos a los desiertos y roquedales bíblicos: casi se puede oler el sudor sobre esos cuerpos cubiertos con sus túnicas de lino. Precisamente, sus otros trabajos más realistas han sido los relacionados con escritores, como el citado en torno a Philip K. Dick o las ilustraciones que ha realizado para relatos de Charles Bukowski: en sus memorias citadas, nuestro autor relata su encuentro, en una fiesta, con este último escritor. Quien, relata Crumb, le espetó justo al conocerlo: “Tienes talento, chaval. ¡Aléjate de las fiestas![4]. Para llevar a cabo este Génesis, Crumb ha debido saltarse, desde luego, bastantes de esas fiestas que Bukowski le prescribía. Es su trabajo más extenso hasta la fecha. Y es toda una fiesta, visual y lectora. Antes hablábamos de un resultado espectacular: imaginen a un Cecil B. de Mille que ha bebido de la mejor tradición de la así llamada cultura basura, es decir la cultura popular de todo un siglo XX. Digo “la mejor tradición” y, en este sentido, es mejor dejar a Crumb que se explique: “Casi toda la cultura de masas es “palatal”, una manipulación calculada del impulso ligado al placer. En caso de que cuente con un auténtico valor nutritivo resulta mera casualidad, un efecto secundario[5]: no es sorprendente, así, descubrir que la serie B, la cultura “basura”, resulta al cabo harto más nutritiva, reveladora y necesaria, en estos tiempos que corren de involución hacia planes A, patriarcalismos, feudalismos y demás fundamentalismos.

Robert Crumb ha prescindido aquí de los tics más epatantes de su obra, una obra que compone una sátira febril de una cultura como la nuestra, apoyada primordialmente en lo visual. El texto bíblico, repleto de comportamientos epatantes del ser humano, metáfora auroral donde comienza todo, ha servido a Crumb para que este destile lo mejor de su arte, y si el siglo XXI será visual o no será, aquí tenemos un viejo y venerable texto –el Texto con mayúsculas, el para muchos más viejo y venerable por antonomasia- convenientemente adaptado y listo para ese siglo. “Si parte de la imaginería en mi obra es algo tremebunda, se debe a que soy una persona fundamentalmente miedosa y pesimista. Siempre percibo esa índole voraz del universo que puede dañarte o aplastarte de un plumazo por mucho que midas tus pasos[6].

El único inconveniente de esta empresa es que Crumb anuncia su irrevocable propósito de no seguir adaptando los textos revelados. Y es que, comprobados los resultados, uno desearía seguir leyendo al dibujante americano en tal empresa hasta el Día del Juicio.





[PS: Tras escribir este artículo y justo antes de que se publique en Deriva -exactamente unas horas antes-descubro a través de la red otra adaptación, no en cómic sino en ilustraciones aunque con cierta secuenciación a tramos: abarca más libros bíblicos, la empresa la fue llevando a cabo -desde1953 hasta1974- Basil Wolverton -otro asirio-babilónico de dibujo rabiosamente individualista-, y sí, llega al día del Juicio. Fantagraphics Books lo ha publicado a fines de este año pasado y ya han agotado la edición; en su página anuncian nueva impresión para febrero.]






[1] Robert Crumb y Peter Poplaski, R.. Crumb.
Recuerdos y opiniones, trad. de Miquel Izquierdo, José Moreno y Alex Gibert, Global Rythm, Barcelona, 2008, pp. 132 y 142

[2] Ibid, p. 363.

[3] Ibid, p. 363.

[4]
Ibid, p. 172.

[5]
Ibid, p. 177.

[6]
Ibid, p. 364.

domingo, 17 de enero de 2010

Preguntas qué es poesía



¿Para qué sirve la poesía?

Sirve para vivir.

Poesía: "no la entiendo"




"No entiendo la poesía", dicen muchos. Sospecho que porque llegan a ella con una idea prefijada de lo que sus versos quieren decir o porque quieren ir más allá, mucho más lejos y más difícil de lo que esos versos, sencillamente, dicen.

sábado, 16 de enero de 2010

Se pretende infernal




Baudelaire y ese ritmo escolar de la expresión de sus versos, como de cartilla demoníaca.

Baudelaire, empollón de la clase que escribe letanías de un mundo imaginado -se pretende infernal.

Lo que en Poe es ciencia, en Baudelaire es escolástica.

miércoles, 13 de enero de 2010

Fragmentos para una novela en preparacion



Me cuentan de un chico que, en el mismo momento en el que se le diagnostica como superdotado, se transforma en un cenutrio. Quien me lo relata subraya la responsabilidad de sus padres, que lo colman de mimos, atenciones y caprichos. "Es que el pobre se aburre en clase", me cuenta que arguian a menudo los padres. Culmina su narracion mi informante declarando que, habiendo alcanzado tiempo ha la vida adulta, no solo no ha llevado a termino ningun proyecto serio, sino que ni siquiera se plantea enfrentar alguno. En la actualidad, cursa en Australia trepidantes practicas guiadas en torno a deportes de riesgo.

Sabian lo que hacian con ese chico, aporto yo: era demasiado peligroso. Imagino que mientras el genio hace puenting o surca riesgosas olas en las antipodas, el mundo puede respirar aliviado.


[Anecdota real, cabe advertir.]

domingo, 3 de enero de 2010

Furiosa, delirante y polisemica




Joaquin Piqueras me incluye en su galeria Insolitos. Caminando por el lado "salvaje" de la literatura.

Me hace especial ilusion porque me gusta mucho la compañia que alli ofrece al texto que el mismo ha escogido, una reciente reescritura que he hecho de mi poema "Fiesta en el Saloon", publicado en mi libro Agujeros.

Pinchen aqui.

Gracias, Joaquin.

lunes, 21 de diciembre de 2009

The strangest superheroes at all: hoy, Bola Ocho

The strangest superheroes at all: hoy, Eyesman y Muster Robot



Ahora que se acerca este pequeño periodo vacacional, repaso mentalmente aquello que debo aprovechar para hacer. Pienso en deberes, y los sumo; me acuerdo de esto y de lo otro. Todo mientras espero el autobus. Y antes de que llegue ya estoy saturado de deberes por hacer que no podré hacer, no todos porque no hay tiempo suficiente, nunca lo hay, apunto esto en mi cuaderno y sumo más mientras tanto, porque mi memoria sigue trabajando, apunto mentalmente más items en mi columna mental donde indica que "deber". Tan saturado que solo puedo ya desear unos días, unos pocos días en que mi mente y mi memoria, y desde allí ya todo lo demás, se suspenda de forma momentánea y deje que mis baterías se recarguen: una pequeña tregua, sí.

Será una tregua falsa donde surgirá algo más, y mejor, que hacer. En puesto de. Algunas otras cosas. De las que me iré acordando. Y un dejando de recordar. Que será un recordar, y apuntar más deberes: me conozco.

Siete de la mañana, olvida esas pocas páginas que has leído en casa, antes de salir. Y ese par de párrafos que has leído aquí, antes de abrir este cuaderno.

Cierra tambien este cuaderno. Aunque no sea un deber sino, más bien, su reverso: carga sus baterías. Pero igual lo cierras.

Siete de la mañana. Mente en blanco. Por ahora.

Ya llega el autobús.


* * * * *


Se acerca el autobús: intento ver de lejos el cartel que anuncia su destino, y comprobar así si es el autobús que yo debo coger.

Se va a cercando: espero que lo haga. ¿Es mi autobús? Cuando ya casi puedo leerlo, su anuncio luminoso en el frontal muta y, en grandes caracteres, dice:


FELIZ NAVIDAD


Sigue felicitándome mientras se va deteniendo y me franquea sus puertas, deslizándolas a uno y otro lado.

Debo subir. No se si es mi autobús, pero igual subo.


[Esta noche subo aquí dos imágenes de hace dos cuadernos, cuando llegue a casa: escribo esta nota desde el trabajo, 17:07]

[Hecho. 20:30]


jueves, 17 de diciembre de 2009

Otro dia en la Tierra,


ultimo disco de Brian Eno que escucho de forma distraida en el Spotify para despues irme a los discos de los 70 de este autodenominado no-musico, y pasar asi el resto del dia en los huecos que me dejan las obligaciones.

Antes y despues de la ciencia. Musica para aeropuertos. Estrellas ecuatoriales. Mi vida en el arbusto de los fantasmas. Otro mundo verde.

No pussyfooting. No me busquen estas navidades y mucho menos me encuentren, por favor. Porque voy a estar alli.

Pero si pido ayuda, saquenme de paseo. Por favor.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

domingo, 13 de diciembre de 2009

Panóptico para todos, o el ciudadano vigila al poder


Antonio Galiano me ha estado informando estas últimas semanas de todo lo relacionado con el yacimiento arqueológico de San Esteban, porque ha estado comprometido –es decir, a pie de zanja- con la plataforma creada en Murcia para defender los restos arqueológicos encontrados frente a la idea del gobierno regional de desmontarlos para trasladarlos a otro lugar y así seguir con la idea primera de las obras, la de construir un párking subterráneo.

Cada tarde me ha informado al salir de clase -cursamos juntos un máster- de cómo se iban desarrollando los acontecimientos. Y hubo una anécdota en especial que me llamó la atención, porque me acordé de uno de los conceptos fundamentales de nuestra modernidad hecho célebre a través de Foucalt: el concepto de panóptico. No desarrollaré aquí y ahora dicha idea: aquellos que quieran informarse sobre ella pueden leer en el blog de Antonio una breve y efectiva introducción sobre ella -así como el desarrollo de esta idea del panóptico revertido: ¡llévame de viaje a Italia, Antonio!

Antonio me contó que la gente iba a vigilar los restos arqueológicos no solo durante el día, sino también por la noche, con el recuerdo vivo entre los murcianos de otros importantes restos arqueológicos ya no trasladados, como esta vez proponía el gobierno regional, sino directamente sepultados para construir la actual Gran Vía murciana, hace décadas. Y que incluso –aquí surge el recuerdo del panóptico- una vecina del lugar había instalado una cámara en su balcón que permitiera hacer un seguimiento noche y día de los restos a través de internet. Un seguimiento, por tanto, que podía hacer cualquiera. Conforme me lo contaba, exclamé: “¡Pero eso es el panóptico, solo que a la inversa! ¡Es esta vez el poder el que es vigilado!”. Me ha parecido una idea fascinante que resume muy bien la forma en la que los llamados “filósofos de la sospecha”, así como la escuela postestructuralista francesa, frente a la acusación de falta de compromiso o de escaso sentido crítico con respecto al sistema que he oído formular en boca de muchos lectores de filosofía –sobre todo de aquellos que tienen edad para haberlos leído cuando estos autores seguían vivos y trabajando-, siguen brindando instrumentos para que la gente de a pie, la legión de consumidores, los votantes, custodiemos a los custodios.

Todo ha salido bien, finalmente: los restos se quedan donde están por orden judicial. No soy experto en arqueología y, por tanto, no puedo evaluar si la opción que nuestros gobernantes defendían, trasladar los restos arqueológicos, era o no factible. Pero sí creo que, desde luego, será siempre más saludable estar a favor de los que vigilan al poder que del propio poder. Será saludable no solo para nosotros, sino para aquello que en los 60-70 era llamado “el sistema”… que, en definitiva, no es otra cosa que todos nosotros.


PS: Acabo de volver de la exposición que sobre Alfonso X el Sabio, monarca que paseó sobre el suelo de ese barrio accidentalmente descubierto, se celebra exactamente –casualidad mágica- al lado de esos restos. Una exposición magnífica; aunque no soy experto, no he optado por una visita guiada sino que he preferido “pasear” por todas aquellas maravillas que de otro tiempo allí se exponen, y dejar que fuera mi propia imaginación -apoyada por los cartelitos de los expositores- quien volase por la gran máquina del tiempo que es ahora mismo el palacio de San Esteban.

Ha sido extraño, extraño y mágico, porque justo al otro lado de los muros de esta exposición hay más maravillas que, de haberse descubierto un poco antes, podrían haberse incorporado –bastaría con una pequeña puerta, en esos muros- a este pequeño y milagroso paseo por el tiempo.