martes, 16 de octubre de 2007

Eterno retorno de la máquina deseante

¿Cómo nos resultaría posible la desepidización del sujeto si los hijos naturales de sus lectores, los lectores de Deleuze, lo seguimos amando?

(Desplazamiento de un determinante que vacila entre la posesión y el artículo determinado, apenas una coma como pausa -¿vacilación?-, signos de interrogación -¿ya dobles?, ¿ahora triples? ¿Y así, de esta forma -porque nos interesa ante todo la forma, el cómo-, como lo molar en el espejo de lo molecular, y también viceversa, hasta el infinito...?)

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