Escribí toda la mañana aventuras sin cuento, hipérboles provocadoras por decir algo nuevo, también sobre mí mismo: mintiendo por parecer interesante, también me divertía, pasaba mucho tiempo solo.
Al día siguiente madrugué, había que trabajar, pero la noche antes, durante un buen rato, aún estallaron fuegos artificiales en el cielo de la ciudad. Asomados a la ventana, intuyendo a lo lejos la invisible masa humana, mis gatos y yo asistíamos al espectáculo.
1 comentario:
Mira, compadre, yo voy a etiquetarte todo esto bajo el rótulo de psicodelia realista (porque psicorrealismo no sé yo) y que sea lo que dios quiera. Son imanes de colores, ¿no? Para el frigo. Sigue regalándonoslos que los pondremos en un sitio bien visible. La palabra es: chana.
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